El desplazamiento de la población azotada por la sequía ha elevado los niveles de violencia contra los menores, según denuncia Save The Children
Al abandonar el hogar, las familias pierden el entorno seguro para los niños cuando salen a buscar agua o a recoger leña, explica la ONG
La apatía y los problemas cognitivos y de autoestima son las otras secuelas que deja el hambre en los más pequeños, según una experta de MSF
En Somalia, las miradas se dirigen al cielo. Las lluvias no llegan y, cuando llegan, no son suficientes. Los cadáveres del ganado salpican el seco paisaje. La sequía ha traído consigo una grave escasez de alimentos que empuja a su población a abandonar sus hogares. Este desplazamiento en busca de alimentos ha expuesto a «más de un millón de niños» a «altos niveles de violencia», como el trabajo forzoso o los abusos sexuales, según ha detectado en las últimas semanas Save the children.
Los trabajadores de la ONG denuncian un aumento de los casos de «violaciones y palizas» a niños y niñas cuando van a recoger leña, a buscar agua o a cuidar el rebaño. «Los que se han visto obligados a trabajar, o habían aumentado considerablemente sus tareas domésticas, están también en un alarmante riesgo de explotación», asegura Hassan Saadi Noor, director de Save the Children en el país.